La gente, en general, no suele valorar a los directivos, esas personas
que se desviven por un club, que le dedican horas y horas, que se aislan
de la familia para buscar recursos para que el club de sus amores
crezca, y en la mayoría de casos sobreviva. No lo valoran.
No valoran que este trabajo sea de horario indefinido, que no distinga
entre noche o mañana, festivo o no. Porque asi es el trabajo del
directivo, esclavizante. Pero claro, este trabajo se hace porque es lo
que te gusta y porque tienes un sentido de la responsabilidad que no
paga el dinero. No hay jeque árabe ni magnatario ruso que pueda pagar
este trabajo, o mejor dicho, no puede pagar el amor con el que se hace.